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Entrenar para la vida diaria

Hoy en día, fruto del sedentarismo, el trabajo, las horas de ordenador, etc. pasamos gran parte de la jornada sentados, con escaso movimiento o de pie en el mismo sitio durante horas. Todo esto está generando patologías a nivel motor que desembocan en dolores articulares, musculares y metabólicos.

Todo esto se traduce en las repercusiones psicológicas que tiene el hecho de estar cada vez más atrapado en nuestro propio cuerpo.

El ejercicio moderado puede reducir notablemente el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, el infarto de miocardio o el ictus cerebral. Un estudio conocido como Navigator, incluyó a 9.306 personas con intolerancia a la glucosa (diabetes tipo 2) que fueron escogidos de países diferentes y fueron seguidos a lo largo de 6 años. Durante este período se registraron 531 episodios cardiovasculares como infartos, ictus o anginas de pecho, etc.

Tras analizar los datos de cada participante, los investigadores comprobaron que por cada 2.000 pasos extra dados en un día el riesgo anual de enfermedad cardiovascular se reducía un 8%. Esto equivale a una caminata de 20 minutos al día, cosa que es más que asequible para cualquiera.

Estos datos muestran una evidencia de que pequeños cambios en el nivel de actividad física pueden reducir sustancialmente el riesgo de sufrir las enfermedades antes citadas. Un dato importante es que estos beneficios se ven independientemente del peso corporal de cada uno o del nivel de actividad que tuviera. Por consiguiente esto manifiesta la importancia de realizar un ejercicio moderado en poblaciones de riesgo y en general en todos nosotros. Es la manera de darle calidad a la vida en el presente y de ahorrar en salud para un posible futuro mejor.

Cuando la jornada laboral es larga e intensa es normal que nos falten las ganas de realizar actividad física. De lo que no somos conscientes es de que cuanto menos hagamos, cada vez nos costará más enfrentarnos a la pereza. Como todo ejercicio de fondo, movernos habitualmente, trabajar y vivir produce un desgaste físico y psicológico.

Con 20 años este desgaste no lo percibimos más allá de que se nos haga largo el día o la semana parezca que no tenga fin. A nivel físico aguantamos lo que nos echen puesto que la naturaleza ya se encarga de que nuestro sistema muscular esté fuerte, de que nuestra cabeza soporte la tensión sin demasiado problema y de que la falta de sueño no nos deje sin energía para el día siguiente. Pero todo esto se termina.

A medida que vamos cumpliendo años la vida sigue su curso y a la vez que pasa el tiempo todos los sistemas que antes funcionaban a la perfección, sufren un deterioro progresivo. Esto hace que durmamos peor, que soportemos mal la tensión, que duelan cosas que antes no sabíamos ni que existían… pero todo esto tiene la posibilidad de frenarse.

Realizar todos los días de 30 a 45 minutos de ejercicio que incluya un trabajo aeróbico, un entrenamiento de resistencia muscular y un desarrollo del estiramiento supone adaptarnos mejor a la carga, la vida diaria.

El ejercicio cardiovascular hará que nuestro corazón optimice su rendimiento por lo que en reposo tendremos menos pulsaciones. Esto hará que lata eficazmente y por tanto sufra un desgaste menor que aquel corazón que está sometido a estrés diario y no abastece las necesidades funcionales del organismo correctamente. Imaginemos el motor del coche conduciendo a 150km/h pero en tercera. Además de mejorar el rendimiento cardiovascular, optimizaremos también el flujo sanguíneo, lo cual hará que nuestro riego cerebral fluya con mayor facilidad y por tanto tengamos la cabeza más despejada y preparada para la actividad mental que sea.

El potenciar la resistencia muscular nos beneficiará a la hora de mantener la estructura ósea correctamente alineada y equilibrada por ejemplo mientras estemos sentados en la silla de la oficina o nos pasemos el día de pie, evitando así la gran mayoría de dolores que se achacan a la edad.

El estiramiento es el elemento clave a la hora de eliminar la tensión muscular que generamos día a día. Al pasarnos muchas horas en la misma posición generaremos una mayor tensión que, a la larga, provocará problemas ya que la musculatura demasiado rígida refleja su tensión en las articulaciones y estas generan patologías. Al estirar los músculos nos desprendemos de dicha rigidez y por tanto liberamos la articulación.

La mayoría de la gente que no quiere realmente hacer nada de esto por pereza o porque lo ven como algo incómodo y molesto en sus vidas suelen culpar al factor tiempo de no permitirles realizar algo que pueden hacer en cualquier momento y a cualquier hora ya que simplemente, hay que querer. Para ellos van dedicados 3 consejos que manifiestan simplemente que es cuestión de voluntad.

1.- Aparcar el coche a unos minutos del trabajo para poder ir andando pueden suponer los 20 minutos de caminar al día que antes mencionaba y que significan reducir el riesgo de padecer ciertas patologías.

2.- Elijamos subir por las escaleras en lugar de usar el ascensor. Parece mentira pero el hecho de subir las escaleras incrementa notablemente el nivel de actividad física que tenemos en el día con respecto a usar el elevador contínuamente.

3.- Sustituir los 5-10 minutos del cigarro, por un momento de estiramiento general del cuerpo. Parece algo impensable que alguien se levante en la oficina cuando lleva sentado varias horas y se ponga a hacer algo que se salga de lo habitual, estirar. Pero este hecho puede mejorar la calidad de nuestra vida desde el primer día que empecemos a hacerlo, ya que evitaremos acumular tensión en zonas que pueden traer problemas como la zona cervical o la zona lumbar.

Dicho esto queda claro que la idea de entrenamiento ya no sólo tiene la connotación meramente estética o de potenciar una cualidad física para prepararse una oposición o un evento deportivo. Es un objetivo de una magnitud mucho mayor, es el objetivo de mantener la salud durante el máximo tiempo posible a lo largo de nuestras vidas. De vivir mejor el presente.

Mejoremos el cuerpo que es el medio en el que vivimos y respetémoslo porque la salud es un don que desgraciadamente merma con los años, pero mientras dispongamos de ella, tenemos que rendirla homenaje potenciándola todo lo que podamos. Otros no tienen esa opción.


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