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El Círculo Primitivo

Actualizado: 20 mar 2022



Hace un año y unos meses volví del Congo. Una experiencia tan diferente hace que tu esquema mental se tenga que adaptar a la realidad. Sentía la vida a cada segundo y era tan exuberante que a veces me daba una paz casi mística y otras me hacía sentir tan pequeño que me asustaba. Al volver aquí me sentía diferente, más libre, más cerca de mí mismo.

A lo largo de mi trayectoria marcial siempre he querido aprender tanto como para sentirme seguro a la hora de tener un enfrentamiento real, es decir que siempre he tenido miedo. La verdad es que ese temido conflicto en la calle se fue difuminando a medida que aprendía pero el miedo seguía ahí. Miedo a la integridad física, miedo al fracaso, a que me controlen o a que me rechacen.

Al final he entendido que la verdadera amenaza está dentro, igual que la verdadera salvación. Así que ser un guerrero no significa ser el más duro como siempre pensé. Ser un guerrero significa que mirando hacia dentro y conociéndome no siempre me gustará lo que vea pero aprenderé a aceptarlo porque elijo luchar y no huir de mí.

Cuando empecé a sentir el poder de las artes marciales y darme cuenta de lo que me estaban ayudando quise transmitirle a la gente que lo necesitara una forma de llegar a esa sensación. He entrenado con mucha gente y he tenido la suerte de dar con grandes maestros. En este mundo marcial hay de todo como en todas partes. Cada arte marcial tiene sus propias limitaciones, sus formas y dentro de cada una hay diferentes estilos, tantos como personas que los enseñan.

La verdad es que está todo inventado desde hace miles de años. El cuerpo humano es el que es y la forma de dañarlo o sanarlo es la que es. Puedes elegir una u otra vía pero un cuello es un cuello hagas karate o Judo. Lo que realmente marca la diferencia para mí es el Maestro.

El Arte Marcial que yo he practicado es Hapkido. Cuando he visto cómo entrenan este arte en otros sitios, normalmente he sentido un poco de vergüenza. El estilo de mi Hapkido es “Félix” y “Java”, mis maestros. Si se hubiera llamado de otra forma el sistema de lucha que utilizaban también habría sido mi estilo.

Somos las personas las que transmitimos la pasión, la determinación y la forma de entrenar. La sabiduría personal que tenga el referente y lo que él sea es lo que te va a dar, hable chino, japonés o español.

Personalmente el estilo de mis maestros siempre será mi estilo, porque una parte de ellos está en mí. Ahora el estilo de mi Hapkido poco a poco, está empezando a ser estilo “Guille” y lo que yo soy es un conjunto de muchas cosas. Mi forma de ser no es para todo el mundo y eso hace que sea tan bonito el camino de las artes marciales porque cada uno puede elegir lo que le vaya mejor acorde con su personalidad, su morfología, su edad, etc.

El estilo que tengo es fruto de mi trayectoria dentro y fuera del “tatami”. Mi vida es bastante privilegiada desde siempre gracias a mis padres, mis primeros grandes maestros, que fruto de su esfuerzo y su sacrificio me han dado un punto de partida vital muy alto. También soy consciente de que sin mi propio esfuerzo y dedicación no estaría donde estoy ahora. Todo suma y estar agradecido es una muy buena sensación que si te acompaña, te da fuerza.

La idea del concepto de mi escuela “El Círculo Primitivo” es una manera de expresar una filosofía, la mía. Mi maestro hace años me dijo que yo tenía que ser un artista y no un artesano, es decir que tenía que crear mi propio estilo y no copiar el de otros pero hasta unos años después no me atreví a entender profundamente qué significaba.

El concepto de “Círculo” es muy amplio. Por un lado es lo que me une más al maestro Java. “Won” en coreano significa círculo precisamente y hace referencia al cambio, a lo infinito y a la adaptación entre otras. Él siempre me dijo que tenía la posibilidad de con su estilo poder enfrentarse a todos los demás porque no era rígido, porque se podía adaptar.

Este concepto me marcó profundamente ya que en la vida todo cambia y es nuestra capacidad de adaptación y nuestra aceptación de ello lo que nos mantiene más enteros a la hora de seguir adelante. Ser un guerrero no significa que siempre ganemos las batallas. Ser un guerrero significa que siempre elegimos luchar, adaptarnos y seguir.

En la escuela este es un concepto que quiero intentar transmitir a la gente que quiera compartir entrenamiento. Se puede encontrar entrenando de muchas maneras, ya sea haciendo crossfit, fútbol o ballet. Mi manera no es la mejor, es la mía y se basa en el combate.

El concepto “Primitivo” es algo que tiene más que ver con cada uno de nosotros. La idea de indagar a través del enfrentamiento y del entrenamiento duro, en uno mismo. Recuperar nuestra esencia más primigenia. No digo que nos convirtamos en chimpancés que sólo reaccionan a través de su instinto. Lo que quiero decir es que detrás de nuestras creencias, nuestra educación, nuestra cultura y nuestros prejuicios, hay algo más.

Descubrir que somos todos lo mismo y que nos une más esta parte esencial de lo que pensamos es otro gran caballo de batalla que me gustaría transmitir en el gimnasio. Félix siempre me hacía pensar, hacerme preguntas y reflexionar sobre lo que había detrás de mis reacciones instintivas.

Creo que si todos fuéramos más conscientes de lo que hacemos, de cómo lo hacemos y tratáramos de vernos a nosotros mismos seríamos más capaces de ver a los demás sin juzgarles, serían menos los conflictos, seríamos más libres y más felices.

Este es un momento muy apasionante de mi vida porque estoy haciendo mi propio camino y es algo que empodera mucho. Tomar decisiones, afrontar las consecuencias y seguir adelante fomenta el crecimiento personal.

Estoy muy agradecido de todas las personas que se han cruzado en mi camino y consciente o inconscientemente me han ayudado a crecer. Relaciones, compañeros de entreno, de trabajo y familia. Lo cierto es que todos somos maestros para todos en algún momento y las mejores lecciones están envueltas dentro de las experiencias. Sacar partido de esas lecciones depende de lo guerrero que quieras ser porque la felicidad es para los valientes.

“El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza”. Marco Aurelio.



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