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Diabetes y ejercicio


La diabetes mellitus es la enfermedad endocrina más frecuente en el mundo. Se calcula que afecta a 346 millones de personas en la actualidad y que llegará a los 370 millones en 2030. En 2004 fallecieron 3.4 millones de personas como consecuencia de esta enfermedad. Más del 80% de las muertes se registran en países de ingresos bajos y medios y casi la mitad corresponde a personas de menos de 70 años. Un 55% son mujeres.

En España la prevalencia de la diabetes se ha doblado en los últimos 10 años encontrándonos en torno al 12% en la actualidad. Un gran número de personas que padecen esta enfermedad desconocen que la tienen. El sedentarismo y un mayor consumo de hidratos de carbono de mala calidad han hecho que estas cifras se eleven. Como podréis leer en anteriores artículos como La dieta de los 31 días o El sedentarismo, los hidratos de carbono son esenciales pero hay que saber elegirlos adecuadamente. Los hidratos de cadena compleja como la pasta son una fuente de energía pero hay que escoger aquellos que no sean refinados, deberemos escoger en este caso, pasta integral.

Esta patología se caracteriza por la aparición de anomalías metabólicas. La hiperglucemia mantenida debido a la deficiencia en la producción o acción de la insulina, afecta al metabolismo de los hidratos de carbono y puede producir daños en los ojos, los riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos.

Existen diversos tipos de diabetes siendo la tipo 1 la más frecuente. Ésta tiene un comienzo brusco. Las células Beta del páncreas, que se sitúan en los islotes de Langerhans, dejan de producir insulina, hormona que se encarga de disminuir la glucemia en sangre, porque son destruidas por completo.

Factores genéticos y fenómenos de autoinmunidad son causantes de la aparición de la DM tipo 1, que aparentemente se desencadenan a partir de estímulos como infecciones virales o tóxicas.

En la DM tipo 2, aunque existe producción de insulina, hay una resistencia a la acción insulínica, principalmente en la grasa y otros tejidos. Por esta razón se incrementa la glucemia progresivamente. La glucemia elevada persistentemente acaba inhibiendo la producción de insulina.

Esta enfermedad está aumentando en países desarrollados debido al exceso de calorías y azúcares refinados. Los factores genéticos son importantes ya que se dan casos de gemelos en los que la concordancia es del 90%.

La prevención parte de una dieta saludable, rica en fibra vegetal y escasa en azúcares refinados. El ejercicio físico en la prevención de la diabetes es fundamental ya que reduce la glucemia en sangre y especialmente en familias donde hay antecedentes de DM tipo 2.

En cuanto a la tipo 1, no existe vacuna contra los virus que pueden inducirla, ni conocemos una eficaz medida de prevención primaria. En cambio, existen diversas medidas de prevención secundaria para el diabético insulinodependiente, como los correctos hábitos alimenticios, la rigurosidad en la administración de la insulina, el ejercicio físico regular y no tener hábitos nocivos como el tabaquismo o el alcohol.

El objetivo del tratamiento de las dos es obtener unas glucemias lo más próximas a las normales y evitar la aparición de las complicaciones que conllevan como ceguera, nefropatía o aterosclerosis.

En la tipo 1 es imprescindible el uso de insulina subcutánea. En la tipo 2 suele ser suficiente el uso de fármacos hipoglucemiantes orales, fármacos que enlentecen la absorción de los azúcares y el ejercicio físico junto con la dieta.

La complicación más importante del tratamiento farmacológico es la hipoglucemia, que puede ser mortal.

Beneficios del ejercicio físico en la diabetes:

Realizádolo se producirá un gasto energético, uno de los efectos positivos se centra en el metabolismo de las grasas y de la glucosa. Es de destacar que la práctica habitual de ejercicio físico es la única medida no farmacológica capaz de elevar los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno). También los triglicéridos se reducen con el ejercicio continuado. De la misma manera se conocen los efectos sobre la hiperglucemia, que actúa sobre dos pilares fundamentales: por un lado favorece el consumo de glucosa por parte del músculo y por otra es una medida capaz de reducir la resistencia de la musculatura a la acción de la insulina sin necesidad de tomar medicamentos.

Ambas acciones son sumamente beneficiosas para la diabetes y por ello junto con la dieta y la medicación forma una base sobre la que se debe sustentar el paciente.

Para el tratamiento de la enfermedad en cuestión el ejercicio más recomendable será el que se centre en el sistema aeróbico ya que se satisfacen las necesidades de oxígeno por el aparato cardiovascular y respiratorio y los nutrientes utilizados son eminentemente grasas y carbohidratos sin generar demasiado lactato.

Dicho esto un paciente diabético podría realizar perfectamente ejercicio anaeróbico siempre que tenga una supervisión profesional de su médico y entrenador.

Numerosos estudios en animales de experimentación, en individuos sanos y en pacientes diabéticos, han demostrado que el entrenamiento físico, incluso con intensidades moderadas, influye positivamente en diversos factores que están relacionados con la sensibilidad a la insulina. Mejora la captación de la hormona, favorece la asimilación de la glucosa por el músculo, aumenta la actividad de la lipoproteinlipasa, mejora el perfil lipídico al reducir la proporción entre colesterol total y colesterol HDL y mejora nuestra forma física en general.

La conclusión es que personas con esta patología pueden perfectamente desarrollar una buena práctica deportiva, que no siendo la cura definitiva podrá ayudar a mejorar la calidad de vida.



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